A estas alturas, la mayoría de nosotros ya estamos concienciados de lo importante que es hacer un buen desayuno, ya no sólo porque éste nos ayudará a afrontar el día con fuerza y energía, sino porque es esencial para conseguir los aportes nutricionales adecuados y nos permite equilibrar las ingestas a lo largo del día.
Pero, ¿en qué consiste un buen desayuno?
Un buen desayuno, sin duda, debe estar compuesto, al menos, de la siguiente triada:
1. Lácteos: 1 yogur fresco (no pasteurizado), 1 vaso de leche o un trozo de queso.
2. Fruta o zumo natural.
3. Cereales: pan (blanco o integral), galletas, repostería casera o cereales de desayuno.
De vez en cuando, también se puede complementar con alimentos más proteicos como: huevos, jamón, frutos secos...
Además, para evitar estar muchas horas sin comer entre el desayuno y la comida, algunas sugerencias para media mañana podrían ser:
- Fruta + yogur desnatado.
- Café con leche + tostada con tomate y aceite de oliva.
- Bocadillo de queso y tomate + zumo de frutas.
- Barra de cereales + yogur de frutas.
Yo, entre semana, cumplo estas recomendaciones a rajatabla, ahora bien, el fin de semana, concretamente los domingos, es mi día de licencia desayunil, y como buena golosa que soy, tiro más por lo descaradamente dulce, me gusta darme caprichitos tales como: muffins, macarons, pastelitos varios (caseros o comprados en pastelería), cookies decoradas, mini croissants parisinos, etc... acompañados de un buen té y si, además, a esto le añadimos un bonito juego de café y buena compañía, el desayuno puede convertirse en todo un lujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario